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Opinión: ¿Como pasar del octubre rojo al acuerdo social en Chile? La clave sería transformar el sistema de AFP

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 Por Héctor Vera Vera, periodista

En medio del estallido social del octubre rojo, aún presente en Chile, con muertos en manos de carabineros y militares y cuya identidad se desconoce aún, surgen ideas y propuestas, de todos los colores políticos, de cómo restablecer la paz social.

Los mismos que generaron la situación de desigualdad, están hoy, según dicen, dispuestos a obtener acuerdos, superar los errores y – ahora si- pensar en la justicia social. Esto es maravilloso y me gustaría creerlo.

Ninguna persona sensata podría estar optimista sobre los resultados de un acuerdo social que supere la crisis e inicie un proceso de rectificación, teniendo como actores principales a los propios políticos que han glorificado el mercado y han usado el estado para defender sus intereses privados.

Los abusos y la desigualdad social y económica comenzó planificadamente en   la dictadura de Pinochet, pero luego se consolidó en la postdictadura. Empezó con la represión sistemática hacia los trabajadores y luego se impuso con los consensos de izquierda y de derecha. Los sucesivos gobiernos, en diferentes grados, terminaron favoreciendo siempre a los grandes grupos económicos,  a un coro  de políticos y de  funcionarios exageradamente bien pagados . Todos ellos viviendo de un Estado discriminador y con cero sensibilidad para las necesidades y aspiraciones de los trabajadores.

Al final este modelo conocido como neoliberal, que fue importado de los Estados Unidos por los Chicago Boys y sus aliados nacionales, se ha mostrado muy rentable tanto para la delincuencia común, como para esconder bajo la legalidad y los discursos económicos privatizadores, la corrupción, el fomento de las ganancias colosales de los grandes empresarios nacionales y extranjeros, generando como contrapartida , el estancamiento de  los ingresos de los sectores pobres y emergentes.

Debiéramos suponer, para un acuerdo social, que los privilegiados y los abusadores, producto del miedo que las cosas empeoren y se pierda todo control, quisieran moderar sus ambiciones y acepten nuevos términos para obtener su plusvalía.

Si fuera verdad tanta buena intención de última hora y si el Presidente Piñera lograra pasar de su visión de “guerra” o de su estrategia de estado de excepción y de toque de queda, como camino del autogolpe que justifique su fracaso….se pusiera efectivamente sensato.

De ser así el Presidente debiera cambiar radicalmente su visión y su peregrina táctica basada en el miedo social, para pasar a   tomar la oportunidad de iniciar un acuerdo social, que recupere la confianza, la paz social e inicie un camino de buena convivencia nacional.

Si hubiese una intención real de la derecha y de los partidos centro izquierda de perfilar un acuerdo social rectificador, la oportunidad está viva. No se trata ni siquiera de generar nueva riqueza. Se trata simplemente de reorientar radicalmente el sistema de AFP, aún sin disolverlas. 

Basado en el aporte individual de los trabajadores de un 10% de sus remuneraciones  a una cuenta personal en una AFP, la actual administración, logra una  rentabilidad de 8% promedio anual. Con el dinero de los trabajadores se ha creado un fondo que asciende a US$219.000 millones, al cual se le incorporan US$7.000 millones anualmente. Estos recursos son el basamento del sistema económico y financiero de Chile pero no están al servicio de sus verdaderos dueños. Al cierre de enero, este número ya representa el 83,4% del Producto Interno Bruto (PIB), nivel histórico desde que se tienen registros.
Hace seis años, en tanto, su peso era de 62,3% respecto del PIB y el fuerte avance que ha registrado se explica, de manera importante, por la rentabilidad que han tenido los fondos en el último tiempo.Fuente  El Mercurio http://www.economiaynegocios.cl/noticias/noticias.asp?id=445102
En la actualidad las AFP, administran con amplia autonomía los fondos, favoreciendo los negocios de clanes económicos privados, incluida la compra de acciones en el extranjero. El Estado se ha desentendido, dejando a los cotizantes bajo las garras de voraces negociantes privados, sin fiscalizar su labor y sin tener capacidad decisoria ante tan colosal recurso.
Ante esta ausencia del Estado, se ha consolidado un enorme poder económico y político en una industria altamente concentrada en solo seis AFP: HabitatProvidaCuprumCapitalPlanvital y Modelo. Cuatro de ellas –Provida, Cuprum, Capital  y Planvital- son controladas por multinacionales extranjeras, con orientaciones y prioridades de sus casas matrices, las que están en directa  contradicción con los intereses nacionales.
Si este enorme capital que pertenece a los chilenos, fuera administrado por el Estado o por una entidad social, con participación de los propios ahorrantes, podría mejorarse sustantivamente las pensiones y contribuir de manera segura al efectivo desarrollo económico y social del país, creando empresas, construyendo hospitales, caminos, educación, salud y dando trabajo y rentabilizando para los cotizantes y no para los  actuales administradores y  sus asociados.

¿Será esto posible en un acuerdo social para Chile? Es una solución simple la reorientación de las AFP, de efectos de mediano plazo tangibles, pero necesita que los actores políticos, sociales y económicos tengan un brutal ataque de sensibilidad nacional y social   para que estén dispuestos a cambiar la estúpida ideología privatizadora neoliberal  y adoptar un camino de solidaridad con los trabajadores del país, que son los que producen la riqueza . 
De esta manera Chile podría empezar a pasar del octubre rojo de rabia a un país con más justicia social.