Para nadie es un misterio que los
hechos vividos en el último tiempo en nuestro país, han condicionado las relaciones
sociales, y por ende, las acciones han debido cambiarse para poder interactuar
con el entorno, ya sea para ir a un parque, o para poder continuar con los estudios
o tareas laborales.
Desde octubre a la fecha, con el
estallido social, se han visto alteradas las conductas, y a veces existen
actores como los niños y niñas que no siempre entienden bien lo que ocurre. Se
podría decir que en un corto tiempo, se ha pasado de sentimientos de frustación,
alegría, al enojo, o rabia, para luego volver a retomar un ciclo donde no
podemos controlar muchas veces. Ahora bien, cuando creíamos se podía volver a
una cierta “estabilidad”, aparece desde Asia y los países de Europa el Covid -19,
un virus que se propagó rápidamente y que nos tiene en una incertidumbre que a
veces agobia a las personas, y esa sensación hace que aparezca el miedo. Algo
parecido a la película “Intensamente”, que alguna vez disfrutamos con nuestros
niños.
No se tiene certezas de cuando
podría controlar en nuestro país y región, y además que resulta muy complejo
lograr los cambios culturales para que la gente acate como corresponde las medidas
de prevención y autocuidado. Al parecer siempre tiene que existir el látigo de
la autoridad o la sanción a través de una multa, para que se obedezca.
Además, debemos precisar que hay
una diferencia entre sentirse inquieto por un tema incierto y estar
ansioso hasta el punto de que la preocupación dificulta el sueño y la vida
diaria. La sobrecarga de información falsa y la acumulación de preocupaciones
tienen nefastas consecuencias en el bienestar físico y psicológico y
pueden acelerar la mente a una velocidad aterradora. En la era digital, esto
está pasando con una tremenda intensidad. Estamos ante una Pandemia que nos toma
en medio de avances tecnológicos, que nos tienen expuestos a muchos videos o
datos que podrían hacer colapsar en algún momento.
El resultado de la sobrecarga
informativa es una velocidad espantosa y estéril de pensamientos, muchos pensamientos
inútiles y una serie de consecuencias físicas y emocionales. ¿Por qué
las personas se despiertan fatigadas? Porque gastan mucha energía pensando
y preocupándose durante el estado de vigilia. Desde ahí que es importante poder
tener algunas acciones que nos lleven a la distracción, como puede ser un buen
libro, música, películas, o incluso conversar con amigos y parientes a través
de vídeo conferencia.
La verdad es que restan algunas
semanas para tener certeza de la profundidad de la crisis que vivimos, pero
como dicen en las mismas redes sociales, o en mensajes viralizados; es de
esperar que después de esto, no deberíamos seguir haciendo lo mismo, ni tampoco
comportarnos de manera tan individualista, será el momento de valorar más lo
que tenemos, de abrazarnos y contenernos entre todos, para que así tengamos una
mejor sociedad. En cuanto a los medios
masivos de información, esperamos que tengan esa apertura que mostraron desde
el estallido social y que los obligó a tener más contenido social, y a ser más
críticos del propio rol que ejercen los “rostros” que vemos a diario en la televisión.
En definitiva, esperamos que una
vez que la calma llegue y se pueda evaluar el actuar de todos, partiendo por
las autoridades que lideraron la emergencia, hasta los alcaldes, dirigentes vecinales,
o líderes sociales, se puedan sacar las conclusiones, o lecciones; y se aprenda
de lo que pudimos hacer mejor.
Por Marcel Gaete Parraguez.
Comisión DD.HH. Consejo Regional Atacama
Colegio de Periodistas de Chile.