HOMENAJE
A JOSE CARRASCO TAPIA
Luis H. Schwaner U.
Presidente Nacional
Colegio de Periodistas
El pasado 24 de agosto habría
cumplido 74 años si aún estuviera entre nosotros. Pero la mano artera del
tirano y sus secuaces no lo quiso así y en la oscura madrugada de un 8 de
septiembre le arrancaron la respiración junto a este muro de la muerte.
José Carrasco Tapia fue uno de los signados
para vengar el intento de eliminar al tirano realizado por el Frente Patriótico
Manuel Rodríguez, acción armada que había tenido lugar pocas horas antes. Un
electricista, un artista, un periodista y un publicista. Había que escarmentar,
había que dirigir un mensaje terrible a quienes se enfrentaban a la ignominia
de un régimen de sangre y, a través del asesinato de Pepone, a los periodistas
que no concebíamos otro modo de ejercer la profesión si no era poniéndola al
servicio de la libertad de expresión y de la verdad sobre lo que ocurría en la
Patria mancillada.
Los periodistas que ejercimos bajo
dictadura estábamos absolutamente convencidos que debíamos ir en defensa de lo
que sentíamos como nuestra obligación: informar sobre lo que se ignoraba,
invisibilizaba o distorsionaba en los medios de comunicación afines a la
dictadura. Y lo hacíamos con miedo, ¡cómo no!, pero pese a ello, seguíamos
adelante premunidos al mismo tiempo de una suerte de inconciencia sobre las consecuencias
que defender esos valores, principios y propósitos podía acarrearnos. Yo creo
que también José Carrasco sentía de ese modo y, sin embargo, en las marchas, en
nuestras manifestaciones en que nos amordazábamos por las calles del centro de
Santiago para demostrar nuestro repudio a la falta de libertad de expresión,
entre tantas otras conculcadas, Pepe siempre iba a la vanguardia, instándonos a
no temer.
El Pepe que yo conocí era un hombre
de vida intensa, siempre encima de la noticia, pero también pendiente y activo
de su militancia en el MIR. El Pepe que yo conocí estaba poseído de una
profunda y sólida convicción política para entender y aplicar la relación
dinámica entre periodismo y sociedad. El Pepe que yo conocí podía correr entre
la redacción de la revista Análisis, una reunión del Consejo Metropolitano de
nuestro Colegio, del que era miembro, y aún así, darse el tiempo para bajar a
la Taberna del Círculo de Periodistas y compartir una copa de vino, unos
cigarrillos y la buena charla con nosotros, sus colegas.
El Pepe que yo conocí encaja a la
perfección en la afirmación de nuestro común colega Felipe Pozo, quien,
recordándolo, afirmó que “en tiempos de dictaduras no existen los parámetros
que se exigen en democracia, y el periodismo en dictadura sólo puede existir en
la medida que se opone a la dictadura. De lo contrario deja de ser periodismo”.
Es lo que hizo José Carrasco Tapia en
su vida y es lo que le costó su valiosa existencia. Porque más allá de su
muerte atroz que aún hoy, 31 años después, continúa estremeciéndonos, es ese alto
ejemplo del periodista inclaudicablemente consecuente en sus convicciones, en sus principios, en su
conducta y en sus valores lo que, pese a la distancia y el tiempo, nos
determina a seguir honrando año a año su memoria.
Muchas gracias.
Santiago, 9 de septiembre de 2017.